domingo, 7 de diciembre de 2014

Instrucciones para romper un corazón


Encuentre su objetivo. Por lo general, alguien ilusionable, más bien idealista, con cierta necesidad de afecto. Sólo llame su atención, para lo cual suele bastar una aproximación amigable. Pronto surgirá la posibilidad de salir. Muéstrese dispuesto, no se niegue a disfrutar de lo que un corazón anhelante puede ofrendar a aquel que desea con fervor.

En cada salida, muestre emoción ante las palabras que dice, ante sus reflexiones sobre la vida, hechas en el intento de agradarle. Si está al alcance de su intelecto, replique con discursos parecidos, mimetícese y hágale creer que usted es su alma gemela.

Pasado un tiempo, solo espere la consecuencia: en un período que oscila entre una semana a un mes (en un proceso que será más rápido mientras más cerca esté del verano), esa persona se sentirá llamada a declararle su amor. Si desea, acéptele. Consuma ese fuego, que no hace daño. La energía de una persona enamorada tiene efectos rejuvenecedores.

Desarrollado esto, ya está preparado para la acción culminante. Sutil, muy sutilmente (aproveche una discusión para eso), dígale que no cree que su vínculo tenga futuro. No tenga miedo, usted tiene la ventaja: plantéele la culminación de la relación. Goce la frustración dibujada en el rostro del pretendiente, cómo el corazón lentamente se destroza, acabando con las pequeñas esperanzas en estado embrionario.

Junte los restos y prepárelos, a un nivel de cocción al gusto de su ego. Con ello tendrá un postre excelente, que endulzará las conversaciones con otros que son como usted, con quienes podrá compartir sus hazañas de seducción mezcladas con burla. Porque siempre será buena para la digestión de los de su especie una amena charla sobre almas rotas.