Cuando el remolino del devenir anuncia el gran evento
entonces las alarmas de la caverna
que gobierna el cosmos
hacen prever un cataclismo
que afectará todo lo existente.
No serán suficientes los llamados al orden
esos intentos de secar la lava
con un vaso de agua
o parar los efectos del asma de la materia
con una respiración oxigenante del alma.
El revoltijo de los acontecimientos vendrá
como una gran y ciega voluntad
desde más allá de lo sensato
y ocasionará la muerte del fuego
hasta la próxima astucia de Prometeo.